La habitación y toda la casa era
un caos, había llovido en días anteriores y el agua se había logrado colar
hasta el fondo, en ese momento no sabía ni por donde comenzar a
limpiar, estaba nublado y no parecía que fuera a avanzar mucho por el día de
hoy, aun así daba vueltas por el cuarto intentando encontrar un poco de orden,
en casa se encontraban mis hermanas y ninguna atinaba a poner algo de limpieza
entre los cuartos, la casa estaba llena de ruido y pacía ser un día
interminable.
De pronto, escucho el timbre,
entre gritos y el movimiento dejo todo y voy a la puerta para ver quién puede
ser, para mi sorpresa, ahí estás tú, de
pie bajo las gotas de lluvia.
Lo único que logro pensar es
que la habitación es un caos, tanto como mi persona, debía haber estado
preparada para tu llegada; los colores dominan mi rostro, intento saludar y las
palabras se hacen un nudo en mi garganta, mi mente sigue procesando que estés aquí, no te esperaba, que grata sorpresa, entre palabras incompletas
atino a invitarte a pasar, no sin antes advertirte sobre mi habitación, contestas
que no importaba, mientras, yo sigo observando como las gotas de lluvia empañaban tus lentes
y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
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