Cuando despertó el día había iniciado con un fuerte chubasco, ella abrió sus ojos entre el edredón de plumas y recordó con alegría que era sábado, por esta vez se permitió quedarse entre las almohadas mientras escucha el repiqueteo de las gotas contra la banca del jardín, intentó cerrar sus ojos y dormir un rato más, pero recuerda que no tardan en levantar la barra del desayunador, se estira y se obliga a levantarse.

Mientras disfruta del café se pregunta si en algún momento parara la lluvia, de lo contrario se verá obligada a pasar el día en el hotel; gira y le pregunta a Albert si él cree qué en algún momento salga el sol, mientras él contesta: - Señorita Carolina, en Colombia nunca se sabe!!! quizá tenga suerte hoy.

A pesar de la lluvia ella sale al jardín, permite que el aire helado rosé sus mejillas, cierra sus ojos y mira el cielo, habrá que arriesgarse.

Después de tomar un baño de agua caliente y algunos esfuerzos por quedar bonita, se decide a salir armada por nada más que su sombrilla, un libro y el impermeable.

Puede escuchar sus propios pasos al caminar por la 93, si algo ama de los fines de semana es la paz que se respira esos días por las calles, prácticamente no hay nadie al rededor, llega a la 15 y se detiene a tomar una foto, el paisaje de las montañas rodeadas de nubes es indescriptible y no deja de maravillarse cada mañana.

Cuando por fin llega al parque de la 93 ha dejado de llover, comienza a escucharse el bullicio de la gente en los restaurantes repletos de familias almorzando, ella no siente hambre, le apetece un Juan Valdéz y cigarro, sólo resta encontrar una banca lo suficientemente seca para poder perderse entre las notas que salen del Ipod y las letras de "La voz del diablo", el tiempo se detiene, de vez en cuando levanta la mirada y observa a las familias en el parque, las parejas y los amigos, eso la lleva inevitablemente a pensar en casa, se pregunta qué estarán haciendo? hace semanas que no los ve y añora un abrazo, cierra sus ojos y respira profundo, enciende otro cigarro y deja que sus pensamientos vuelen, se imagina como sería si no estuviera sola, si se encontrara acompañada.

A pesar de creerse invisible, alguien se acerca a ella, lo primero que le hacen notar en el primer cruce de palabras es que se nota que es extranjera, le hablan de lo difícil que puede ser la vida, en ese país como en tantos otros, de la lucha para llevar el alimento a casa y lo bonito que debe ser conocer otro país... ella sonríe y suele contestar con monosílabos, a veces no sabe que decir y las palabras se le quedan atascadas en la mente, teme decir algo impropio que dé demasiada información, ha recibido bastantes advertencias como para sentirse un poco paranoica, pero respira, se deja llevar y disfruta la platica mientras ve la gente pasar.
 
Levanta la mirada y observa el atardecer, como se pinta de azul en todas sus tonalidades, mezclado con grises, captura ese momento en su memoria para no dejarlo ir jamás, es momento de regresar.
 

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