No me es fácil mantener la mente en blanco, es más, lograr un momento sin pensar, para mi ya es complicado.

A veces creo que no se qué hacer, pero en algunas raras ocasiones alcanzo a escuchar el corazón cuando me dice que algo no va bien. Esos momentos, donde al decidir algo que yo se qué no es lo mejor, mi piel se revela y se llena de granitos en manifestación de las tonterías que estoy haciendo.

Es una suerte haber tenido la lucidez está ocasión para escuchar antes de equivocarme una vez más.

"Antes roto que doblarme".

Hoy en la mañana escuche una de mis canciones favoritas:

"No soy lo que tú piensas, no soy tu cenicienta,
No soy la última pieza de tu puzzle sin armar.
No soy quién ideaste, quizá te equivocaste.
Quizá no es el momento de apuntar lo que hice mal".

Estoy cansada de los reproches, de que eches en cara mi decisión como si hubieran sido la peor del mundo, para mi no fue así, no me arrepiento, sé que fue lo mejor. Prefiero caer, levantarme y volverme a equivocar a quedarme ahí parada por el miedo de lo que voy a encontrar y tener miedo a avanzar. No voy a dedicar más palabras y energías a algo que ya paso. Para dejar ir, empiezo yo. Empiezo por marcharme, por seguir mi camino sin volver atrás. Te doy gracias por última vez y me lanzo a volar.

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