Recuerdo cuando me enfermaba de pequeña y tocaban inyecciones; solía esconderme bajo de la cama, en el closet, abajo de la mesa, en la regadera, en el patio, cualquier lugar que hiciera falta para escapar de tal atrocidad. Recuerdo cómo me llamaban y me buscaban en los rincones, siempre daban conmigo. Una vez mi tía me atrapo y me puse contra la pared, esperando salirme con la mía; entonces amenazó con inyectarme en el estomago, lo cual parecía la cosa más terrible del mundo en ese momento.

A mi edad ya no puedo salir corriendo; aunque quisiera. Debo confesar que muero de miedo y que me duele el corazón al aceptar que no pude sanar mi tiroides. Que lo intenté por casi 5 años y hoy debo darme por vencida. 

Tengo miedo, no quiero hacerlo; pero ya no puedo correr a esconderme bajo la cama.

Se acerca el momento y las lágrimas me ganan, quisiera no hacerlo sola; quisiera no tener que mostrarme fuerte por una vez en la vida.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suspira

Seguidores

Suspiros

CET. No se permite la reproducción total o parcial del contenido publicado por el autor. Con tecnología de Blogger.