Pues nada, que se me fue un año más.
Si el año anterior me hubieran dicho que el 2016 estaría tan intenso; no lo hubiera creído.
Fue un año agotador; tuve varios viajes de trabajo, conocí nuevos lugares, me regale unas hermosas vacaciones con mi hermana, desayunos emocionantes, cumplí mi sueño de tener mi casa, cambie de trabajo, trabajé en mi y creo que aprendí algo de portugués.
Qué me espera este año que llega? No sé, parece prometedor, cabe una gran posibilidad de que me independice. Me da miedo porque no se como me afectará la soledad... ella suele causar estragos en las decisiones que tomo. Recuerdo que algún día, no hace mucho, me dije que no veía porque debía tenerle miedo a la soledad si ella me había acompañado durante toda mi vida; tal vez deba dejar de luchar contra ella y deba empezar a hacerla mi amiga.
Metas? las mismas de siempre: tratar de conquistar mi mundo. Retomar el ejercicio, fumar menos, viajar por placer, permitirme amar y ser amada, aprender inglés, aprender lo que necesito en el trabajo, permanecer. Lograr que mi casa se sienta un hogar, aprender a quererme y mejorar mi relación, confianza y comunicación con Dios.
Una de las prioridades este año seré yo; debo aprender a valorarme, a escucharme, a tenerme paciencia y creer también en mi.
Dios: gracias! Gracias por la guía en los momentos de indecisión, por abrirme el camino y darme oportunidades, por mi familia, por los amigos que aún conservo y las almas nuevas que has puesto en mi camino. Gracias por amarme cuando yo no lo hago, pero sobre todo gracias por hacérmelo saber en mis momentos de duda. Pido ayuda para luchar con mi mente indomable, con esa parte de mi que parece un remolino y no me deja en paz; ayuda para luchar con mis defectos; yo te ofrezco sólo lo que tengo: las virtudes que me diste y mi fe. Confío en que me escuchas, confío en que me darás lo que necesito. Hoy, este día, y los que siguen te dejo el control, llévame a donde tú decidas... sólo no dejes de hablarme, gritarme un poquito cuando me pierdo y darme la serenidad y la paz para aceptar tú voluntad.
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