Un Suspiro en la Tormenta

Me encuentro sentada, me observo, siento la arena rozando mis piernas, el sol es brillante, se encuentra a punto de dormir y brinda una gama de colores que oscila entre naranja, rojo y morado, hace años que no disfrutaba de una vista tan hermosa, puedo sentir el aire, como me acaricia a mi y a ella.

Doy vueltas al rededor mío, nuevamente mi mirada se queda fija, por un momento no me reconozco… no me parezco a lo que creo ser… pero ahí estoy con un buen bronceado, el peinado, recogido en una trenza que simula una corona, la silueta perfecta… y la mirada, reconozco los ojos, son míos ciertamente, pero la mirada es nueva, por un momento me parece triste, por un momento me digo: “es la nostalgia de siempre”, doy círculos a mi alrededor, sí, soy yo; y la mirada, oh cielos! no es tristeza, es esa mirada de cuando estoy pensando, totalmente absorta en mi vida, escuchando las olas, disfrutando del mar, admirando los colores, y estoy feliz! seguro que me encuentro agradeciendo a Dios.

Vuelvo a fijar la mirada en mi, me gusta lo que veo, me detengo a analizar mi posición, hecha un ovillo, abrazando mis piernas, mirada al cielo, sin sonrisas, simplemente con una expresión de paz… me detengo en la ropa, un vestido de manta clara, ceñido al pecho, suelto, cómodo, hermoso…

De pronto, escucho las voces, gritando “Mamá!, Mami! Cariño!”, llegan corriendo y me abrazan, los niños siguen corriendo, solo dura un segundo, y después llegas tú, era tu voz, me tomas por la espalda, giro y me encuentro con tus labios, oh cielos! el mundo se detiene; no hay más, puedo verte, me tomas al vuelo y no paro de reír, es un sonido que no conocía, es una sonrisa tan sincera, enamorada, plena, solo atino a decir a los niños: “No entren en la alberca! Vayan con su abuela”… más risas, me abrazas, caemos al mar, un mar tranquilo, tibio, multicolor, y al final no importa, por que estoy prendada a ti, me besas, me besas y no se más.

Eres él más querido por mi madre, el amor que llena mis días, el sol del medio día y estrella de la noche… no hay palabras, te amo, he podido tocarte, escucharte, sentirme vulnerable en tus brazos, enredada en tus piernas, protegida en tu pecho y viva en tus labios.