Estaba con mi familia, caminando por el parque, cuando nos encontramos un castillo. A nuestro alrededor turistas a montones, empieza a llover, esa clase de lluvia constante, bella, tranquila pero fuerte. El olor a tierra mojada siempre me ha fascinado, me llena de paz, nostalgia y felicidad; así que decido quedarme ahí por un rato.

Después de admirar la estructura del lugar, notamos que estaba en restauración, era un trabajo notable que me llamo la atención y al admirar el lugar de pronto apareció él. Delgado, alto pero sin exagerar, moreno claro, pelo largo, ojos dulces, profundos y rasgos fuertes, una voz envolvente y unas manos duras. El hombre perfecto. Un perfecto desconocido.

Se acerco y empezó a contar la historia del lugar, cada vez nos acercábamos más, su voz no dejaba de sonar en mi cabeza, de pronto para de hablar, se acerca y nuestros labios se rozan convirtiéndose en un beso suave y dulce. Todavía siento su aliento en mi, sus manos tomando mi cara sin parar de besarnos, el mundo girando, todo da vueltas y no puedo parar, sigue besándome. Ambos deseando que el momento no termine, mientras las personas de alrededor nos miran asombradas. Y al fondo estas tú mirándome mientras yo estoy con él; y no me importa nada, y sin olvidarme del mundo y sin olvidar que estás ahí, decido continuar perdida en ese beso que me consume, que no termina, que me envuelve.

Y surge la esperanza de que él esta cerca y que ya no tarda.

2 comentarios:

Mija: todos los hombres son perfectos... cuando son desconocidos jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

ya pues ya...

me se antojó :(

besotes!!

Anónimo dijo... julio 18, 2008  

jajaja

vieras k ricos taban los besos jeje

cuidate mija, tkm

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