Es extraña la percepción que tengo de mi.
Una sombrilla de papel, una flor sin aroma, una falda de mache suspendida en el aire.
Un suspiro contenido.
Anoche soñé con Bita, se podía mover y estábamos en un ambiente extraño, parecía un cementerio a la orilla de una playa, era media noche y recuerdo que una gota de sangre persistía sobre su labio superior.
Es todo lo que puedo recordar.
23 Junio. Hoy hace 5 años no estaba aquí; daba inicio a una serie de tramites para organizar la despedida. Son 1825 días sin él, cuando le vi por última vez, cuando me ahogaba en un mar de lágrimas para soportar su partida.
Fabián paga la cuenta y le abre la puerta del coche, enciende la radio y hablan sobre las tonterías que escuchan, mientras ella ansia llegar a casa, ahogar la cara en la almohada, echar la mirada al cielo y callar sus pensamientos.
You will not see me fall, nor see me struggle to stand
To be acknowledged by some touch from his gnarled hands.
Me doy cuenta que en verdad amo increíblemente el sonido del Violonchelo, tiene una magia única en sus notas, acompañado de una voz suave, de una melodía, me puede llevar a un mundo imaginario lleno de sentimientos que traspasan el alma.
Me prometo a mi misma que un día aprenderé, o por lo menos lo intentaré.
Sentarse con el instrumento que cubre casi todo tu cuerpo y sentir como la música te domina y te llena.
Escuchar esas notas de melancolía y sentimiento.
Es, simplemente, volar sin alas.
Y así, me recuerdo que la felicidad viene de pequeñas alegrías y que está en mí el lograr ser feliz.
Hoy, me levanté con la intención de volver a empezar.
Junio, un mes difícil, recuerdos, ausencias, lágrimas; aún así ignoro el nudo de mi garganta y saco del fondo de mi alma una sonrisa forzada.
No puedo caer.
De tanto intentar sonreír, en algún momento, se volverá realidad.
Me he preguntado un centenar de veces qué es lo que está mal.
Me he equivocado una y otra vez, y sin embargo vuelvo a tropezar.