"No estoy sola, estoy conmigo.

Y lo que duela, que duela, si es que tiene que doler".


Sacar la voz, Ana Tijoux


 Pensé en escribir porqué hace una eternidad que no lo hago, porqué sé que esta es la mejor manera que tengo de expresar lo que tengo en el pecho, porqué sé que, aunque esto que duele lo trabajé hace 10 años con mi psicólogo y aprendí a aceptarlo, hoy es algo que tengo guardado y que sigue doliendo. 


Te escribo por qué no tengo otra manera de decir lo que siento, porqué daría lo que fuera por regresar el tiempo y poder decírtelo en persona.


Quisiera haber tenido el valor de mover las piezas para hacer posible tu existencia, de contarte como fui de pequeña, de regalarte mi muñeca, mis desvelos, mi energía, mi juventud y todo el amor que sé hubiera sido capaz de darte. 


Hoy sé que solo existes en mis sueños y en ese pedacito en mi corazón que quedó reservado para ti. 


Siempre te imagine como una niña, sabía el nombre que te daría sin darle forma a tu carita.


Desgraciadamente cuando hubiera sido el momento de tenerte conmigo aún no conocía a la persona que me hubiera encantado que fuera tu padre. Hoy que lo tengo, el tiempo nos ha ganado la partida y soy demasiado cobarde para tenerte aquí con todos los riesgos que implica; el tiempo no perdona. Sin embargo, te hablo como si me escucharas, como si existieras, como si fueras esa extensión de mí y de tus abuelos, a la que amé tanto que no me atreví a ser tan egoísta como para tenerte sin el padre adecuado.


Si él y yo nos hubiéramos conocido unos años antes, tal vez las cosas hubieran sido diferentes... te cuento que es maravilloso, me apoya y me quiere, me impulsa a ser mejor y cree en mi cuando yo no lo hago ni me tengo fe, cuando me sé débil y vulnerable. Hubiera sido un papá maravilloso para ti; inteligente y su manera firme y amoroso, te hubiera encantado conocerlo... es creativo, trabajador, fuerte, arriesgado, valiente, un geniecillo, me hace reír y me ha dado la paz que tanto necesitaba. Lo admiro y me encanta acurrucarme en su cuello sobre todo en las noches frías. Creo que juntos hubiéramos hecho un buen trabajo en darte lo mejor, en ayudarte a abrirte el camino y tomar las mejores decisiones para que tuvieras un futuro brillante. 


Cómo dicen, él hubiera no existe y hoy estamos aquí, con los años encima y sin ti... pero aun sabiendo que tu esencia solo existe en mi mente y corazón, tengo que decirte que te amo, que me hubiera gustado traerte a este mundo que es maravilloso y lleno de posibilidades, que hubiera amado enseñarte mi amor por las historias, que hay tantos libros por leer, que en cada canción hay una historia, a sentir el amor de Dios en cada despertar, en la dicha que es sentir el aire, oler la lluvia, ver las estrellas, y guiarte para llegar a ser una mujer fuerte, hermosa y decidida. Nos imaginó llevándote a conocer el mundo y ver en tu rostro los rasgos de los dos, hubiera sido maravilloso tenerte aquí, escuchar tu voz y ver tu sonrisa, sentir tus manitas. 


Hubiera, hubiera, hubiera… 


Espero que cuando mi estancia en este mundo termine, Dios me permita conocerte allá donde se guardan los sueños más hermosos, y que si hay otras vidas, nos permita encontrarnos con más tiempo, con más madurez y con más paz interior para poder permitirnos el regalo de tu presencia. 


Gracias por los momentos en que soñé contigo, con las ilusiones que me hacía el pensar que un día sería mamá y que estaría tan feliz de tenerte en mis brazos. 


Tengo que recordarme que estoy en paz con lo que tengo y donde estoy ahora... pero a veces duele, a veces me ganan las lágrimas al pensar que las decisiones que tomé nunca me llevaron a ser la elegida, a escuchar esa propuesta de un futuro juntos, y pues que así pasan las cosas, que tal vez si me hubiera querido más... tal vez las cosas hubieran sido diferentes. Tal vez estarías aquí.

Ninguna está del todo bien y todos tenemos nuestros demonios internos.


Algunas veces creo haber derrumbado el muro... otras tantas parece más alto, más ancho, más todo.

Algunas veces llegué a pensar que los suspiros me robaban el alma. La mayor parte de mi existencia los he asociado a la falta, dolor y añoranza.

Hoy, creo que me calman, es como sacar un poquito del dolor a cambio de una bocanada de aire. 

Si mis pensamientos pudieran llegar a ti y hacerte ver todo lo que está pasando por aquí en estos días.... ¿por qué resulta tan difícil comunicarse? te extraño... 

Quisiera tener una varita mágica y arreglar lo que se descompuso. Quisiera... 


Eso me enseñaron de pequeña. Di la verdad, no importa que duela. Ahora heme aquí mintiéndome una y otra vez, repitiéndome que lo imaginé, mintiendo a pesar de la evidencia.

Si, levanté un muro alrededor, nunca sabré realmente si sirvió para algo, supongo que no. Con el paso de los años me he dedicado a intentar tumbarlo, lo que ha resultado más difícil que la construcción. Cada vez que confío en alguien, que permito la entrada, es un paso adelante. Ahora soy consciente de que llevo el riesgo de que me lastimen en el inter.

El otro día me dijeron que tenía una coraza de esas difíciles de atravesar. Ya no lo creo tanto. Lo que si, es que me cuesta confiar en las personas, decir lo que me duele, lastima, mis miedos y anhelos, me cuesta decir lo que pienso. pero cuando llego a confiar en alguien suelo ser transparente.

El problema es que cuando eso pasa, pienso que es reciproco.

Sí, me siento una estúpida. duele el corazón, y no lo digo en sentido figurado, los últimos días realmente he sentido dolor físico cómo si algo me desgarrara por dentro, la comida se me atraganta o no me sabe a nada. no duermo.

Sé que esto también pasará y con los días irá doliendo menos, tiempo al tiempo dicen. Ya; no me apresures, me voy a levantar. el dolor y las lágrimas se irán, una vez más...

¿Cómo se puede vivir con está tristeza en el alma?


Se conocieron hace meses, todo comenzó con un simple “hola, ¿cómo estás?”, palabras al azar que fueron tejiendo historias sin principio ni final.
¿Cómo terminas hablando de tu vida? Confiando miedos y esperanzas. Construyendo confianza y brincando los límites, no sólo de la piel sino del alma.
Las cicatrices pesan, pero ella se recuerda que son cicatrices y que ya es tiempo de dejarlas sanar.
Son tan diferentes uno del otro y al mismo tiempo similares.
Ella suele ser un poco más expresiva y cariñosa; él, a veces seco y distante. Sin embargo, se complementan. Hablan en silencio. Sonríen tontamente al recordar los momentos vívidos, como el roce de los labios; dulce, impulsivo, indomable. La unión de las aguas dulces y saladas. Se dejan envolver en un torbellino de emociones; en silencio y aislados del mundo, donde el tiempo se detuvo por más de un segundo.
Hoy caminan tomados de la mano, sin planes; viviendo un momento a la vez. Disfrutan los pensamientos vagos, las risas y las conversaciones sin palabras. Se sientan en el parque a ver las personas andar y las hojas de los árboles volar. Ella mira el cielo y tiembla, siente frío y se hace un ovillo entre sus brazos.
Cuando están juntos el tiempo va a un ritmo diferente, a veces se detiene y un suspiro los sorprende. No hay futuro, no hay pasado; están aprendiendo a soltar los tiempos vívidos, tomar las lecciones del pasado y volver a empezar, sin expectativas, sin promesas, sólo estar.

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