Todavía no sé si lo soñé o realmente estuviste aquí. Haces que sea tan fácil estar contigo. Te observo dormir y escucho el compás de tu respiración. Tus brazos me rodean y siento un suave calor, de pronto caigo rendida. La noche se va en un suspiro. El despertar... maravilloso.
Tengo pensamientos que se escapan, sin permiso; pero la razón los persigue, los atrapa y los guarda en la cajita del corazón.

Cómo decir lo qué siento sin miedo a asustar? 

Si dejo de escribir un tiempo, olvido cómo hacerlo, se me atoran las palabras y no sé ni lo que quiero decir, pero tengo ganas de teclear... aunque mi mente no siempre hila las palabras cómo yo quisiera, tengo la necesidad de sacarlas antes de que mueran en mi memoria. 

Tengo días buenos y días complicados. Hoy es uno de los complicados, me siento agotada, muero de frío y tengo malestar general, se me cierran los ojos. Sí, dormí bien, hice ejercicio, comí lo que debía, hice lo que me toca. 
Es difícil cuando tu cuerpo no trabaja como tú mente quisiera. Es cansado sentirse mal, es cansado ignorarlo y seguir.
Quisiera un día en cama, sin pensar, sólo dormir.... pero mi mente no me lo permite, siempre hay algo más que hacer, tengo que aprovechar el tiempo, sino lo hago hoy, se acumula. Vamos, levántate! un pie detrás del otro y ahorita acabamos... sólo un poco más.
Esto pasará y en un momento me sentiré mejor, sólo tengo que recordarme respirar y hacer una cosa a la vez. Primero lo más importante. 


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