La inmensidad de la nada. El silencio. El grito ahogado sin palabras. El infinito de posibilidades vacías. Simplemente nada.

Fue mi norte, mi sur, este y oeste unidos,
mis días de trabajo y mi domingo;
mediodía, medianoche, canciones y palabras;
pensé tener por siempre el amor: me equivocaba.

Apagadme del todo este cielo estrellado.
Quiero envuelta la luna, y el sol desmantelado.
Vaciad el océano, los bosques arrasad;
nada sirve de nada, y todo esta de más.

W. H. Audren 

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