Gastó el día perdida entre fotos viejas, momentos del pasado, nostalgia, risas y alegrías. 

Esa de antes ya no está, fue bueno deshacerse de ella. Tuvo una muerte lenta, dolorosa, necesaria. Tenía que morir. Piensa en ella mientras observa como se evapora con el humo del cigarro. Esa que fue, ya no es. 

Otra vez se encuentra tirada en el piso de parquet; es media tarde y la luz se filtra a duras penas por la ventana. Extiende sus piernas, le gustan, piensa que es una de las herencias más decentes que le tocaron, las levanta en el aire, las cruza y suspira. Luego se vuelve un ovillo y prende otro cigarro. Nuevamente se estira y alcanza la botella de vino tinto, sube la música italiana y comienza a tararear las palabras que no entiende, mientras siente las notas retumbar en el pecho. 

Pasea la mirada entre los muebles que no reconoce, no quería nada que le recordara el pasado, "Un nuevo comienzo", decía... sin embargo, el ayer, los que fueron y estuvieron a veces la visitan en silencio, como un suave y lento tormento de lo que no fue, lo que el tiempo se llevo, lo que ella dejo ir y de lo que huyo. 

De pronto encuentra su reflejo en el espejo de medio cuerpo que se encuentra apoyado en la pared del fondo, fija la mirada e intenta no ver la suya sino la de su padre, esa mirada que aseguran es tan igual y que ella nunca ha podido encontrar; así deja pasar el lento caminar de los segundos perdida en sus pensamientos.

Escucha el rechinar de la puerta; es él.

A él no le asombra encontrarla en el piso, la observa desde la entrada, con el camisón de seda que apenas cubre sus muslos, recorre el contorno de sus piernas, se detiene un segundo a observar la forma de sus pies y vuelve a subir la mirada; respira e inhala su aroma fresco, dulce, mezclado con el inconfundible olor a tabaco como música de fondo. 

Cierra la puerta, deja las llaves en la barra de la cocineta, tira el saco y la corbata y sin decir nada se recuesta en el piso junto a ella, la toma por la cintura, la atrapa con sus brazos, besa su cuello y le susurra en el oído -Estoy en casa...- mientras ella le contesta entre besos, -Porqué tardaste tanto?.

No me es fácil mantener la mente en blanco, es más, lograr un momento sin pensar, para mi ya es complicado.

A veces creo que no se qué hacer, pero en algunas raras ocasiones alcanzo a escuchar el corazón cuando me dice que algo no va bien. Esos momentos, donde al decidir algo que yo se qué no es lo mejor, mi piel se revela y se llena de granitos en manifestación de las tonterías que estoy haciendo.

Es una suerte haber tenido la lucidez está ocasión para escuchar antes de equivocarme una vez más.

"Antes roto que doblarme".

Hoy en la mañana escuche una de mis canciones favoritas:

"No soy lo que tú piensas, no soy tu cenicienta,
No soy la última pieza de tu puzzle sin armar.
No soy quién ideaste, quizá te equivocaste.
Quizá no es el momento de apuntar lo que hice mal".

Estoy cansada de los reproches, de que eches en cara mi decisión como si hubieran sido la peor del mundo, para mi no fue así, no me arrepiento, sé que fue lo mejor. Prefiero caer, levantarme y volverme a equivocar a quedarme ahí parada por el miedo de lo que voy a encontrar y tener miedo a avanzar. No voy a dedicar más palabras y energías a algo que ya paso. Para dejar ir, empiezo yo. Empiezo por marcharme, por seguir mi camino sin volver atrás. Te doy gracias por última vez y me lanzo a volar.

"A veces es más grande el miedo que el amor, el miedo a dar todo para no recibir nada. Y, ¿qué mejor recompensa que la experiencia de amar? El que ama sabe que recibe lo mismo que da. Si a ti te da miedo sentir, quizás es por lo mucho que sientes. En realidad, el miedo que sentiremos a la vida es por el mismo amor. Resistirse a sentir es de alguna forma darle vida a lo temido. A lo que más te resistes, persiste. Por eso, dejar que te traspase lo que más miedo te da es el principio de un sentido, es conocerte, es un pedazo de libertad. Mientras más nos acercamos a lo que queremos, vamos pasando por un sinfín de emociones: alegría, angustia, felicidad, incertidumbre, incluso dolor. Muchas veces es algún dolor lo que termina por alejarnos más de lo que en verdad deseamos. Confiar en el proceso de la vida con todas sus implicaciones, que así como nos llenan de felicidad, también nos duelen." DRZ

"Desde la plaza de armas de un lugar cualquiera, te escribo una carta, para que tu sepas, lo que ya sabías aunque no lo dijera. Espero que llegue a tus manos y que no la devuelvas"...

Si me permito pensar que puedes leer esta carta, no se ni por donde empezar, si existiera la posibilidad de que mis palabras llegaran a Ti, te pediría perdón, porque me has encontrado tantas veces y he me he vuelto a perder.

Te preguntaría, por qué no puedo encontrar lo que busco? no es para mi? si es así por qué no se quita esta angustia en el corazón? Pareciera que no soy digna. Me gustaría entender por qué veo personas que se encuentran. Quisiera entender.

Te listaría mis miedos, te los entregaría y me gustaría escuchar que todo estará bien, que no debo preocuparme por nada.

Te volvería a pedir perdón.

Te diría que no se que hacer con lo que pasa en casa, que no se como ayudar, que estoy cansada, a veces pienso que es demasiado, que este paquete no era para mi, que en lugar de eso debería estar haciéndome cargo de una familia normal o solo de mi persona. Pero estoy aquí. Cerrando los ojos para no dejar salir las lágrimas y con el nudo en la garganta que me lastima, que no me deja emitir palabras y me corta la respiración. Te pediría perdón porque no lo supe guiar, porque fui una pésima hermana, porque la decepción y el enojo abre cada día más ese abismo que ahora parece insalvable entre él y yo.

Te diría que tengo miedo Señor, miedo a mi carácter débil y conformista, miedo a no lograr cambiar mi vida y a no saber como ayudar.

Te imploraría ayuda una vez más, junto con las otros mil pensamientos de ayuda que han salido de mi durante mi vida.

No se qué hacer y sigo con este dolor.

Sigo sintiéndome sola y sé que tienes mucho trabajo, que debe haber millones de personas en el mundo que necesitan de ti, que están siendo lastimadas, que no tienen para comer, que están perdidas o que quieren terminar con sus vidas... y sin embargo aquí estoy yo; escribiendo una carta, porque siento que mis pensamientos no llegan a ti. Porque a lo mejor si lo escribo aquí en algún momento lo sabrás.

"Nadie más puede ayudarme. Nadie sabe, lo que sabes".


Sólo tú conoces lo que hay en mi corazón, lo que pasa por mi mente y lo que agita mi alma.

Espero que esta carta llegue a ti, espero me ayudes y no la devuelvas.

Gracias por la vida, por todo, Gracias y no dejo de pedir más.

"Un poco amor en tiempos de guerra".

Así soy yo, a mi me gusta escribir y es mi forma de gritar lo que siento, de sacar la maraña de ideas que rondan por mi mente para evitar perder mi propia cordura. No escribo para nadie, lo hago para mí.
Hace días que no había querido escribir, estaba un poco azul, confundida y con ganas de aislarme del mundo... creo que lo logré.
He leído acerca de lo que pasa en el mundo, como nos peleamos unos contra otros, como se permite que el mal gane y dañe a personas inocentes. 
No puedo imaginar la angustia de tener que dejar tu hogar sin tener a donde ir porque lo único que te queda es la vida y hay que proteger a la familia. Escucho su historia y me siento impotente, inútil, triste y vacía. No puedo hacer nada y eso me molesta tanto, lo único que tengo que ofrecer son oraciones, mis oídos, mi corazón y mis palabras que no sirven de nada. 
Cómo es posible que los humanos permitimos que otras personas hagan con nosotros lo que quieran, como permitimos las injusticias, el maltrato, el asesinato, el robo y la mentira sin hacer nada. 
Cómo vemos el sufrimiento de las personas que nos rodean, personas que están aquí; no en otro país o continente y no hacemos nada, hacemos como que no vemos y seguimos disfrutando en nuestra burbuja de las comodidades y la seguridad que nos da nuestra casa y nuestro trabajo, ajenos a lo que nos rodea y decidimos cada vez no hacer nada, cerrar los ojos y hacer como que no vemos, decidimos una y otra vez ser indiferentes y aún así entre las comodidades cotidianas somos miserables, tristes, vanos y más miserables. Preocupándonos por cosas sin sentido; cuando no podemos imaginar tener uno o más miembros de la familia enfermo y no poder ayudarlo, cuando no sufrimos la angustia de saber que vas a trabajar pero no sabes si regresarás, cuando no tienes la carga de la seguridad que debes proporcionar a las personas que dependen de ti. 
Yo lo se, he escuchado, y no puedo hacer nada.
Diría que Odio este mundo... pero el mundo no tiene la culpa, la culpa la tienen estos despojos de seres humanos que se dedican a sembrar el terror, donde su ansia por tener más arrasa con todo, esos entes tan llenos de rabia, tan enfermos que se vanaglorian de matar al indefenso solo por su raza, creencias o simplemente porque pueden.
Estamos condenados? Ha sido así desde el principio de los tiempos. Tenemos esperanza? algún día entenderemos?
Qué cara vamos a dar cuando nuestra hora llegue y nos pidan cuentas sobre lo que hicimos?, Ayudamos a alguien o cerramos los ojos?, Fuimos felices?, Amamos? O nos mantuvimos encerrados por miedo a amar y salir lastimados, solo porque compartir duele. Porque es mucho el riesgo el dejar que alguien toque tu vida.
Despierta! Qué estamos haciendo? Qué le dirás a Dios?
Esa pregunta me aterra y sin embargo he pensado qué hacer y no puedo hacer nada... nada más que no cerrar los ojos en mi pequeño entorno. Hacer lo que me toca y amar. Amar con todos los miedos y consecuencias que implica. Amar aunque vuelva a tener el corazón roto más de una vez.
Voy a bajar los muros que me he empeñado en levantar para evitar ser lastimada. Hoy decido dejar de ser indiferente ante el sufrimiento de los que me rodean e intentar hacer algo cuando me piden ayuda.
A veces me pregunto porque me entero de esas cosas sino puedo hacer mucho? 
Cuál es mi papel en la orquesta de la vida?

Lanzo este grito impotente y desesperado. No se quién lo leerá, pero espero que llegue a ti... no se si está en tus manos hacer algo por las personas que están sufriendo ahora, si puedes mover un centímetro de tu voluntad para ayudar a alguien, pero si tu conciencia no te da para eso, al menos hoy no lastimes, no hables mal de nadie, hoy calla tus palabras y no seas parte de esa ola de indiferencia que nos cubre.

Hoy yo quisiera hacer algo... si supiera qué... si tuviera la manera de hacerlo.

Maldita sea.

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