Aquel día, ella despertó temprano, peinó su cabello e intentó arreglarse un poco antes de pasar por él a la central, estaba algo nerviosa, temía no llegar a tiempo y tal vez al no encontrarle, él podría cambiar de opinión y decidir regresar.

Con un nudo en el estomago salió corriendo de la casa para ir a su encuentro, por fin llegó y su pulso se aceleró, dio una pronta caminata por los pasillos buscándole, esperando encontrarle en cualquier esquina, topándose con las miradas de extraños como si ellos también estuvieran esperando que alguien llegará a su encuentro. Después de dos vueltas revisó el celular, no escuchó el mensaje que le preguntaba dónde estaba, entonces, ella giro a la izquierda y ahí estaba él, se acercó y recibió por saludo un cálido abrazo e iniciaron así la mañana.

Plazas, calles, museos, momentos y sonrisas; fue el recorrido de ese día.

Después de caminar por las calles del centro se sientan a ver la vida pasar, de pronto, en medio de la charla ella reposa su cabeza en su hombro y por un instante el tiempo corre a una velocidad diferente; da un suspiro y retoma su cause.

Entre platica y sonrisas se dirigen al café que se encuentra al final de cuadra, el tiempo vuela y no lo sienten pasar, ella tiene la sensación de que no ha dejado de sonreír y lo atribuye al efecto de la jarra de Clericot, a veces se queda en silencio y él se pregunta que pasa por sus pensamientos.

Es hora de despedirse, como habían anticipado en escritos previos un día no sería suficiente. 

Finalmente dos besos, dos abrazos y un hasta pronto con la promesa de volver.

Me encanta cuando dejo que mis dedos corran por el teclado sin poner restricciones a los sueños y suspiros, cuando simplemente cierro mis ojos y dejo que las palabras fluyan por mi cuerpo y salgan por mis manos... cuando no me importa el que dirás o que pensarás cuando lo leas. 

Cuando parta, solo quedarán mis letras en la eternidad, quién las leerá? algún curioso que por error al realizar una búsqueda se tope con este sitio; tal vez lo borre y desaparezca conmigo.

De cierta manera estoy acostumbrada a estar sola, estoy acostumbrada a echarte de menos, a añorar la presencia y las palabras, a tenerte presente solo en mis letras.

Hoy esta nublado, parece que lloverá, y me dan ganas de llorar.

Quisiera escuchar o leer tus palabras y dejar escapar una sonrisa amarga.

No debería haber dolor, alegría o emoción alguna. Hoy debería cerrar mis ojos y escuchar el silencio, librarme de estos torbellinos de susurros que vagan por mi mente. Hoy debería callar todas las voces, los miedos y dar un paso adelante o atrás, no importa hacía a donde, pero debería moverme de aquí.

Debería permitirme gritar y decir lo que siento, atreverme a romper lo que está a mi alrededor y que no sirve para nada.

Atrápame que quiero estar contigo.

Hablemos de mis miedos, ilusiones, de los días que pasan sin sentido y que vuelan entre las manos sin darnos cuenta, de cómo dejamos que el resto de nuestras vidas se escapen sin hacer nada, sin hacer lo que queremos, sin atrevernos a estar y mantenemos la distancia por temor a tantas cosas que no conozco.

Hablemos, del todo y de la nada; de las tonterías que pasan por mi mente, de lo que te preocupa, de lo que me causa alegría, de cómo nos ocultamos en excusas tontas, de cuando no quieres saber de mí, o cuando me extrañas, hablemos de lo que sea, pero hablemos.

Sabes que una sonrisa asoma en mi rostro cada vez que me llamas así?
Me pones nerviosa, a veces no se qué decir y digo algunas tonterías y me da miedo.
Me gusta cuando tu risa se te escapa e imagino que sonríes.
A veces pienso que te alegro por momentos, que mis tonteras te hacen reír y cuando no hablamos me extrañas. Yo a ti si.
En ocasiones sostengo los suspiros, pensando que dicho o escrito algo que no debí, que hable demasiado rápido, que me he vuelto a equivocar, luego me recuerdo que yo soy así.
En los momentos de silencio... qué decir? Querrás apresurar los minutos para regresar a casa o no te querrás ir?

Estás cuando se aleja, escuchas cuando calla. Logras estar aún cuando no estás presente.(Alhe)

Dicen que uno solo conserva lo que no amarra y sin tenerte, te tengo a vos.

Pensamientos, sentimientos y acciones positivas.

Has lo que quieras hacer, lo que importa es que te sientas feliz, sé feliz en los buenos y malos momentos, que solo tenemos una vida y el tiempo se agota cada vez más y no sabemos cuando nos saltará.(Ale)

Borre esos posts culposos que no debe publicar.

¿Tú que ves cuando me ves? 

Como viento y marea.

¿Qué ves cuando me ves?

"La única manera de conocer realmente a un escritor es a través del rastro de tinta que va dejando, que la persona que uno cree ver no es más que un personaje hueco y que la verdad se esconde siempre en la ficción".
"Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el ama de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace más fuerte. En este lugar los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar a las manos de un nuevo lector, un nuevo espíritu..."

David Martín, El Juego del Ángel

El domingo soñé que estaba en un bosque, espeso, verde, frondoso, yo me abrazaba a arboles gigantescos y sentía la frescura, el aroma, la energía que me llenaba, mis piernas se enlazaban a sus raíces y me volvía uno con cada árbol, como si ellos se nutrieran de mi.

Otra noche me encontré en la playa, disfrutando del atardecer, las olas mojan mis pies, escucho el sonido del mar y el aire golpea mi rostro.


Escribía para prender fuego al mundo y consumirme con él.

Cuando despertó el día había iniciado con un fuerte chubasco, ella abrió sus ojos entre el edredón de plumas y recordó con alegría que era sábado, por esta vez se permitió quedarse entre las almohadas mientras escucha el repiqueteo de las gotas contra la banca del jardín, intentó cerrar sus ojos y dormir un rato más, pero recuerda que no tardan en levantar la barra del desayunador, se estira y se obliga a levantarse.

Mientras disfruta del café se pregunta si en algún momento parara la lluvia, de lo contrario se verá obligada a pasar el día en el hotel; gira y le pregunta a Albert si él cree qué en algún momento salga el sol, mientras él contesta: - Señorita Carolina, en Colombia nunca se sabe!!! quizá tenga suerte hoy.

A pesar de la lluvia ella sale al jardín, permite que el aire helado rosé sus mejillas, cierra sus ojos y mira el cielo, habrá que arriesgarse.

Después de tomar un baño de agua caliente y algunos esfuerzos por quedar bonita, se decide a salir armada por nada más que su sombrilla, un libro y el impermeable.

Puede escuchar sus propios pasos al caminar por la 93, si algo ama de los fines de semana es la paz que se respira esos días por las calles, prácticamente no hay nadie al rededor, llega a la 15 y se detiene a tomar una foto, el paisaje de las montañas rodeadas de nubes es indescriptible y no deja de maravillarse cada mañana.

Cuando por fin llega al parque de la 93 ha dejado de llover, comienza a escucharse el bullicio de la gente en los restaurantes repletos de familias almorzando, ella no siente hambre, le apetece un Juan Valdéz y cigarro, sólo resta encontrar una banca lo suficientemente seca para poder perderse entre las notas que salen del Ipod y las letras de "La voz del diablo", el tiempo se detiene, de vez en cuando levanta la mirada y observa a las familias en el parque, las parejas y los amigos, eso la lleva inevitablemente a pensar en casa, se pregunta qué estarán haciendo? hace semanas que no los ve y añora un abrazo, cierra sus ojos y respira profundo, enciende otro cigarro y deja que sus pensamientos vuelen, se imagina como sería si no estuviera sola, si se encontrara acompañada.

A pesar de creerse invisible, alguien se acerca a ella, lo primero que le hacen notar en el primer cruce de palabras es que se nota que es extranjera, le hablan de lo difícil que puede ser la vida, en ese país como en tantos otros, de la lucha para llevar el alimento a casa y lo bonito que debe ser conocer otro país... ella sonríe y suele contestar con monosílabos, a veces no sabe que decir y las palabras se le quedan atascadas en la mente, teme decir algo impropio que dé demasiada información, ha recibido bastantes advertencias como para sentirse un poco paranoica, pero respira, se deja llevar y disfruta la platica mientras ve la gente pasar.
 
Levanta la mirada y observa el atardecer, como se pinta de azul en todas sus tonalidades, mezclado con grises, captura ese momento en su memoria para no dejarlo ir jamás, es momento de regresar.
 

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